En esta ocasión quiero resumir ante ustedes una idea que me ha hecho reflexionar mucho, José Antonio Marina, un teólogo español, plantea en su libro «porqué soy cristiano» la teoría de la doble verdad, la cual puede ayudarnos a ser más tolerantes y respetuosos ante la opinión y experiencia de los demás, sin olvidar el hecho de que todas las opiniones estarán siempre abiertas a la crítica y a la reflexión de los demás.
José Marina sostiene que hay dos niveles de verdad. Unas verdades que son universales y otras que son privadas. Las verdades universales son para todos, mientras que las verdades privadas son válidas sólo en primera persona. Para él una verdad es «la adecuación de lo que se piensa o se dice con lo que es», la verdad es formalmente una propiedad que las ideas van adquiriendo dentro de la conciencia humana, y nos permiten suponer que son adecuadas a la realidad.
¿Cómo podemos verificar si algo es verdadero?
«Todo lo que se presenta como evidente exige ser aceptado como verdadero», dice Marina, y claro, tiene mucho sentido, pero también dice que eso puede ser relativo, por ejemplo: alguien en su momento dijo «veo que el sol se mueve en el cielo» eso parece ser una evidencia fiable, hasta que algunos científicos sostuvieron que tal afirmación no era cierta, hasta la evidencia que me parece ser segura puede ser falsa. Hoy por hoy todos estamos de acuerdo en que el sol no se mueve, es la tierra la que está girando en su órbita y esta es una verdad, quizá hasta que alguien demuestre lo contrario, sólo una evidencia nueva y más poderosa puede desalojarnos de la anterior.
«Vivir en la verdad no significa originariamente conocer un credo científico o religioso, sino mantener una actividad de continua verificación» José Antoni Marina. Si de algo creemos estar seguros primero deberíamos preguntarnos de dónde salieron esas certezas, porque tal vez sólo es algo que hemos heredado de la tradición, la cultura o la familia. Estas seguridades «inquebrantables» deberían estar constantemente pasando por el filtro de la verificación, en última instancia, si no deseamos renunciar a ellas, es mejor que queden en el ámbito de lo privado.
Por lo tanto, no se trata de creer en algo sólo porque así ha sido desde hace mucho tiempo o porque así me lo enseñaron. Aún afirmando haber tenido una experiencia que confirme nuestras creencias, debemos reconocer que esa experiencia pone nuestra verdad en un plano personal. Por ejemplo: se dice que el presidente Bush había comentado que recibió de Dios la orden que atacar Irak. «Esa experiencia privada no lo autoriza a tomar ninguna decisión que me afecte a mi o a cualquier otra persona» afirma José Marina. Esa verdad privada debe quedarse estrictamente en ese ámbito privado.
«Una persona religiosa puede acomodar su vida a sus creencias, puede explicarlas, pero en lo que afecta a los demás tiene que someterse a los dos grandes niveles de verdades universales: la verdad científica y la verdad moral. Si el fiel de una religión dice que el mundo comenzó hace diez mil años hay que decirle que se equivoca. y si otro dice que hay que matar al que se equivoca, también.» J.A. Marina
La experiencia y creencia de las personas debe ser respetada, pero estos no pueden esperar suma tolerancia cuando sus creencias justifican que pasen por encima de los demás, cada creencia está sujeta a la evidencia si es que quiere pasar de un plano personal a un plano universal. Bien pueden creer en hadas y cuentos, pero no se puede esperar a que todos crean lo mismo, tampoco se pueden imponer dichas creencias.
Antes de cerrar el tema les dejo una declaración que el teólogo Hans Küng hizo hace mucho tiempo después de aceptar las evidencias y reflexionar sobre su fe:
«Lo admito: tenía razón Sigmund Freud cuando criticaba la prepotencia, el abuso de poder de las iglesias, cuando criticaba las formas aberrantes de la religión, la ceguera ante la realidad, el autoengaño, las tentativas de evasión y la represión de la sexualidad y cuando también criticó muy directamente la imagen autoritaria tradicional de Dios». Hans Küng, en su libro «Credo»