El crudo invierno así como el dolor no es algo que le plazca a nadie. Es una estación que esperamos con ansias pase y quede solo como un recuerdo, a lo mejor como una lección. Pero, ¿qué hacemos cuando el dolor parece ser más que solo una temporada?
En el 2011, un pequeño evento desencadenaría uno de los más largos inviernos en mi vida. En un solo momento todo lo que conocía y estaba por conocer cambiaría, los siguientes 8 años me sometería a un sin número de cirugías buscando volver a caminar sin dolor. Dos años después de haber comenzado a transitar ese camino, poco antes de entrar al quirófano, mi tía me dijo que Dios tenía una promesa para mí, 2 Crónicas 7:14, Él sanaría mi tierra.
Esas palabras quedaron grabadas en mi mente, pero cada año que pasaba yo continuaba entrando y saliendo de los quirófanos, esa promesa parecía cada vez más lejana. Había momentos en los que me cuestionaba si realmente algún día se cumpliría y si el dolor por el que estaba atravesando dejaría de ser.
En mi caminar con Dios, aprendí que aunque yo era una hija difícil, Él nunca dejaría de ser un Padre excepcional. Por lo que me aferré con todo mi ser a esa promesa y al hecho de que vivimos por fe, no por vista. Sabiendo que aún en los más largos desiertos, cuando las situaciones nos sobrepasan y sentimos que quizá nos estamos ahogando, quienes ponemos nuestra confianza en el Señor seremos como esos árboles plantados junto al río, que extienden sus raíces, no tienen miedo al calor extenuante y sus hojas siempre están verdes.
Aunque mi cuerpo sufría y me mente estaba muy cansada, mi confianza me condujo a través de las aguas porque yo sabía que Él estaba conmigo y que no importaba que tan fuerte era la tormenta, en el momento preciso el cielo se aclararía y yo vería el panorama como él lo veía.
Y así fue. Llego el día en que comenzaría a vivir un nuevo proceso, el comienzo de una primavera que jamás imagine experimentar. Su mano tenía el control.
Si hoy vives un invierno, si tu invierno es doloroso, no estás solo. Pon tu confianza en aquel que te hará caminar a través del fuego y te protegerá de las brasas. Confía.