El avivamiento que no llega

Si hay una palabra que es utilizada a la ligera en el mundo cristiano evangélico, es avivamiento.

Desde que tengo 4 o 5 años recuerdo a los predicadores mencionar esa palabra. El mensaje siempre era similar: hay un avivamiento por venir y variaba en diversos estilos:

  • Se viene un avivamiento como nunca antes lo vimos
  • Ecuador está por vivir un avivamiento
  • Esta generación es la que traerá el avivamiento
  • Buscamos un nuevo avivamiento

Quisiera decir que fue algo de los noventas, pero después de escucharlo por primera vez, debo decir que durante los últimos 28 años la he escuchado muchas veces más. Y en esa frase hay algo que no está bien.

Siempre hablamos en futuro

Son muy pocas las personas que han dicho que el avivamiento ya llegó, o que lo estamos viviendo. La mayoría de veces se habla de algo a futuro, algo que pasará, que aún no llega, que depende de la nueva organización, del nuevo predicador, de la nueva cantante o de las palabras de un nuevo profeta o supuesto apóstol.

Aún más incómodo que hablar de algo que supuestamente no ha sucedido y que algún día en el futuro sucederá, es conversar con la gente y preguntarle qué entiende por avivamiento.

¿De qué hablamos al decir avivamiento?

La mayoría de veces se refiere a que algo milagroso, sobrenatural e increíble suceda, como milagros, estadios llenos, eventos con miles de personas, ventas masivas de tickets, libros o discos. También lo asociamos con chicos y chicas frente a un escenario llorando, alzando las manos, saltando con la canción de la banda de moda. Si eso es lo que pensamos que es el avivamiento, solo basta buena publicidad, buen marketing y un buen cartel internacional que asegure esos objetivos.

Sería honesto decir «organizará un evento que cambiará perspectivas», pero ¿pensar que mi concierto, mi conferencia o mi charla traerá el avivamiento, no sería muy pretencioso?

Ahora, si vamos a la Biblia y miramos uno de los versos proféticos cumplido en Jesús, entenderemos que lo que creemos que es la unción o el avivamiento no tiene que ver con emocionalismos pasajeros.

El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;

Lucas 4:18

Jesús inició el mayor avivamiento de la historia, y no dependía de sensaciones, aunque puedan estar presentes. Se trata de un compromiso constante con vivir el reino de los cielos en la tierra, con la justicia, la esperanza, la restauración del prójimo. Si eso está sucediendo en algún barrio, en alguna ciudad, en algún país, entonces el avivamiento está presente y no dependerá de un concierto más, un libro más, ni un blog más. Únicamente se mantendrá si cada creyente y cada comunidad cristiana se mantiene construyendo el reino en la tierra a través de las decisiones que tomamos demostradas en acciones diarias.

Siendo sincero, estoy cansado de oír que «un avivamiento está por venir». ¿No será que ya llegó, pero no es lo que esperábamos?

Así que, por favor, si algo puedo pedir hoy es que dejemos de decir que un avivamiento va a venir, porque quizá pensamos que debería ser de otra manera, o en un evento, pero la verdad es que el avivamiento ya está sucediendo a través de miles de creyentes que extienden su mano al necesitado, aquellos que llevan luz a la oscuridad, un pan al que no tiene, esperanza al que cree que no la hay.

 

Comunicador, enfocado en trabajo con juventud y adolescencia. Empecé a escribir mi blog de vida cristiana en el 2012. Compartí reflexiones semanales durante 5 años, hasta que en el 2018 decidí dar un paso más y decidí crear Reflexiones de bolsillo, un sitio web donde escribo junto a grandes amigos sobre adolescencia, juventud, fe, Dios y vida cristiana.

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