Dios de finales

Los finales duelen, asustan, pueden llegar de golpe o ser planeados.

Los finales son cierres de ciclos, aquellos que tal vez no habríamos querido que se acaben. Cada final te muestra lo frágil de la estabilidad y la constancia del cambio.

Pueden ser finales grandes o aquellos que ni siquiera notas, pero la mayoría de las veces los finales trae consigo sentimientos de dolor, ira, decepción o ansiedad por el futuro.

Para muchos de nosotros, en estos últimos meses, es como si camináramos en un campo minado por tristezas. Muchos nos enfrentamos a finales laborales, familiares, románticos, de amistad e incluso el final de nuestra vida cotidiana.

Dios me recordó algo…  

“Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin.”

Apocalipsis 22:13

Mi Dios no solo significa nuevos inicios, sueños o planes, el también es un Dios de Finales. Tanto así que entendió que tenía un tiempo previsto con nosotros, entendía que se acabaría y enfrentó ese final. Significan tanto los finales para él, que durante tres días nos permitió vivir el fin de su humanidad, pero luego  se mostró como el inicio de algo mucho más grande.

Mi Dios entiende la importancia de encarar esos finales, eso que duelen e incomodan, esos que no te dejan dormir porque ocupan mucho en tu cabeza. Sabe que tu y yo vivimos lo cierres de ciclos de maneras distintas, y aún así se da el tiempo de esperar para que tu entiendas lo que sucede.

Recuerda que no todos los finales pasan porque sí, muchos de esos finales necesitan de ti para suceder. Dios necesita que tomes decisiones para poner final a varios ciclos.

Ten la voluntad de poner fin a relaciones, amistades, acciones, pensamientos o palabras que te hieren y te hacen sentir infeliz. Hoy es un buen día para ese final.

No olvides que la frase “de gloria en gloria” tiene mucho que ver con inicios y finales. Cuando vives su gloria en algún momento ese momento terminará para dar paso a otra experiencia con Dios. Aprendí que aquel “en” puede durar y doler mucho, esa espera para empezar la siguiente vivencia de su gloria puede ser algo que no esperabas vivir, un final que no te guste.

No estas solo, se vale llorar y preguntar ¿por qué?. Enfréntate a los finales de frente y firme, que no te asusten. Detrás de todas las ruinas puede levantarse algo mejor.

Cuencana. Escritora en Reflexiones de Bolsillo. Directora de Comunicación Corporativa. Enfocada en trabajo con jóvenes y adolescentes.

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