La Biblia es un libro muy rico y complejo. Muestra la andadura humana en pos de Dios. Indica
como el hombre ha ido descubriendo a este Dios que quiere comunicarse siempre, pero que es recibido -representado, imaginado, pensado- a través de los filtros y recipientes humanos del tiempo y de la cultura.»José María Mardones
No debería extrañarnos que en la Biblia encontremos imágenes de Dios que son difíciles de aceptar en nuestro tiempo, esto debido a que la Biblia se escribe en un contexto diferente y la influencia del pensamiento de su época es notable en las historias y en las creencias que de Dios se tenían en ese momento histórico.
Por eso, parece normal hablar de un Dios que manda a su pueblo a la guerra, era así como las culturas antiguas imponían su poder y aumentaban sus riquezas. Ir a la guerra, conquistar y saquear a las culturas más débiles era lo aceptable en ese momento y de alguna manera todos justificaban sus actos diciendo que su Dios estaba en total acuerdo con ellos y los judíos no eran la excepción.
Pero si leemos con seriedad las historias del Antiguo Testamento podremos notar que en ellas se presentan diversas ideas e interpretaciones sobre Dios. No es algo que debería asustarnos, es parte del bagaje y de los cambios que la misma cultura va sufriendo.
Por eso es que en el Nuevo Testamento ya encontramos una gran diferencia entre la forma de interpretar el actuar de Dios en la vida humana, se pasa de un Dios castigador y violento a un Dios compasivo y amoroso.
Jesús se convierte así en un referente del cambio, de alguna manera provoca una revolución religiosa y encarna así al Dios de amor, el Dios que rompe los paradigmas y que se preocupa más por el amor que por el castigo. La vida de Jesús es un reflejo de lo que él decía sobre Dios. Jesús no presentaba conceptos sobre Dios, él lo vivía y lo reflejaba con amor.
Pero resulta ser que a veces eso queda opacado por los mismos creyentes.
Muchas iglesias han utilizado esa figura del Dios castigador como un método de manipulación.
Provocan miedo y a su vez proveen los mecanismos para evitar el castigo, de esta manera pueden manipular una masa de seres humanos que están temerosos y deseosos de una esperanza.
Ya es tiempo de liberarnos de esa figura violenta de Dios, debemos librarnos del miedo al castigo para evitar que otros manipulen nuestra conducta y nuestra búsqueda del misterio de Dios. El amor es lo que echa fuera todo temor. El miedo es un obstáculo para el amor a Dios.
Jesús representa el centro de la fe cristiana, él es la imagen del Dios invisible, el Dios que se manifiesta en Jesús como la fuente del amor. El miedo y la culpabilidad no pueden ser el motor que mueva nuestra conducta, hay que buscar a Dios por amor y no por miedo.
Vivir en amor, liberarnos del miedo y acudir a la fuente para encarnar el amor de Dios en nuestras propias vidas.