Pepito fue a la tienda de juguetes a comprar el avión que tanto quería, al acercarse a caja, le entrega los billetes al dueño del lugar. El dueño le dice: no puedo darte el avión Pepito, estos son billetes de juguete, ¿y acaso el avión es de verdad ? Respondió Pepito.
A veces, aún sabiendo que es un juguete, estamos dispuestos a pagar con dinero de verdad para ser los dueños de lo que queremos.
Me ha pasado en varias ocasiones, que aún sabiendo que son recuerdos y sentimientos “de juguete” (me refiero a aquellos que no deberían tener verdadero impacto en quien soy), estoy dispuesto a gastar todo lo de valor qué hay en mi, con tal de satisfacer lo que esos sentimientos exigen de mi en ese instante.
La buena noticia es que aprendemos a reconocer esos «juguetes» y lo caro que pueden costar. ¡Qué bueno que estés luchando! que decidas no darles toda tu energía ni corazón.
En momentos de aprender a elegir por nuestras convicciones, somos muy propensos a olvidar el precio de lo que somos, y tal como Pepito en el relato, usamos nuestro precio para comprar “un avión de juguete”. Ya sea que tengas interrogantes para Dios o no sabes ni cuan cerca o lejos estás de Él. Resalta dentro de ti que Jesús te pagó con su vida y te ha dado un precio eterno.
Dios te ama en tus luchas, como cuando dejas lo que quieres pero no te conviene.
Dios te ama en tu indecisión. Con el montón de preguntas que tienes, tratando de entenderle.
Dios te ama en tu obediencia. Aunque estés asustado por la incertidumbre de creer en lo que no se ve.
Está bien sentir tu humanidad pero no te olvides de las consecuencias de tu obediencia a Dios.
Por eso mientras más difícil signifique escoger por Dios, es que vas bien.
“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.”
Romanos 8:6