Como buen amazónico desde niño trepaba los árboles de atrás de mi casa. Te imaginarás la adrenalina que representa estar en las copas de los árboles como un mono. Pero no siempre era juego, una de mis tareas era subir cada cierto tiempo al árbol de guabas para arrancar una planta que crecía literalmente abrazada del tronco. La conocemos como escoba bruja; delgada como el ancho de tu dedo índice, a primera vista inofensiva pero sofocaba a las ramas e impedía que el árbol tenga sus frutos. Por último sino la quitas a la escoba bruja, el árbol terminaría secándose.
No era fácil arrancarla porque se enroscaba tan adherida y llegaba tan alto que ya me era imposible subir.
Me resultaba fastidioso subir constantemente a cortar la escoba bruja. Cierto día mi mamá en lugar de subirse al árbol, simplemente se acercó al tronco y con un cuchillo hizo un ligero corte a la raíz de la escoba bruja, así de simple. ¿Murió al instante? No. Esa planta invasora seguía con vida hasta una semana después, menos vigorosa, pero abrazada aún al tronco, hasta que un día finalmente toda la escoba bruja amaneció muerta en el suelo.
Un día le dijimos a Jesús que sea nuestra raíz principal, tal vez hoy necesitemos tiempo para entender nuestro diagnóstico:
- ¿ Cuáles son mis escobas brujas?, esas que me asfixian o demoran mi proceso para crecer espiritualmente y dar frutos.
- Corta desde la raíz. No desaparecerán al instante; porque al día siguiente aun aparecerá el sentimiento de asfixia, estará presente la sensación de perdonar otra vez, o el miedo de creer o de no ser digno. Los cambios son desde abajo, con cortes pequeños pero decisivos, donde casi nadie los nota, pero una vez hecho el corte de raíz empieza el proceso y por ley los frutos, allá arriba donde todos lo verán.
- Crecerá lo que abones. Por eso:
Encomienda al Señor tus afanes,
y él te sostendrá;
no permitirá que el justo caiga
y quede abatido para siempre. Salmo 55:22
En otras palabras dale a Dios tus escobas brujas, no te enredes con ellas y si en las turbaciones de la mente, ya te sientes indigno, recuerda que si tu raíz principal es Jesús, el padre agricultor te limpiará hasta que des mucho fruto.