Ciega de nacimiento, autora de varios himnos cristianos, se llamaba Fanny Crosby. Un día le preguntaron si desearía someterse a una operación para ver. A lo que respondió “Yo tengo un privilegio. Cuando vea por primera vez, veré el rostro del Señor.”
¡Qué desafiante es la fe! Y para hablar de fe es importante ver todos los puntos en los que la vivimos, déjame contarte esta historia:
Ellos, aún conociendo las consecuencias de no hacerlo, decidieron mantenerse de pie
con sus principios, con su fe, con su Dios. Sus nombres Sadrac, Mesac y Abed-nego, los amigos de Daniel en Babilonia. Altos funcionarios en el reino de Nabuconosor, recibieron la orden de inclinarse ante un estatua en señal de adoración. De no hacerlo serían arrojados en un horno ardiente.
Y ahí estaban estos jóvenes frente al rey respondiéndole “el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos… pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses.”
Ellos no ignoraron la opción de morir. La fe nos trae esperanza, promesas, milagros, pero por obediencia a esa misma fe, llegan consecuencias que no siempre son agradables desde la óptica humana.
Te ha pasado que mientras todo parece ir bien, llegan situaciones que no se pueden controlar y con ellas aparecen los:
¿ y si no me responde Dios cómo le pido?
¿ y si no me sano?
¿y si no vuelve esa persona amada?
¿y si no estoy cumpliendo las expectativas de?
¿y si no termina esto como yo pienso?
Es que la fe no es la explicación de todas las cosas, ni el sustituto del dolor.
Nada nos separará de las manos de Dios, ni un horno que arde al máximo, ni una barca que se hunde. Sé firme en tu fe y déjale a Dios, ser Dios.
La próxima vez que Dios pida que te lances, sabes que vendrán a ti las dudas y te preguntarás ¿dónde está el paracaídas o si Él salta contigo?.
Considerar la idea de ¿y si no pasa esto? ¿y si no sucede cómo lo imagino? no es una herejía, por el contrario se convierte en un gran pretexto para anunciar a todos cuanto amas a Dios, y Él seguro se glorificará en tu dependencia hacia él o por vida o por muerte.
«¡aun así me alegraré en el SEÑOR! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!» Habacuc 3:18