Yo también estuve ahí

Al caminar por algunos momentos dolorosos en mi vida, encontré gente que me demostró su apoyo con palabras positivas para subirme el ánimo.

Como cristianos tal vez entiendas que tenemos un arsenal de versículos para consolar a los demás y decirles que todo está bien, y aunque son muy válidos y te recuerdan cosas buenas, yo necesitaba algo más.
Hubo alguien que luego de darse el tiempo de escuchar toda mi historia, con mucho amor me tomó de la mano y me dijo: YO TAMBIÉN…
¡Esas dos palabras lo cambiaron todo!

Al decir “yo también” fue vulnerable, aceptó confiar en mí y contarme lo que significó el dolor en su vida, lo que pensó, cómo luchó, cuánto costó y como a la final no se quedó para siempre en ese foso.

Esas palabras me demostraron que había gente, al igual que yo, luchando, intentando, creyendo y siendo humanos.

  • Me permitió entender que alguien ya pasó por el dolor y salió de el.
  • Me permitió aceptar que no había motivo para guardarlo todo, alguien más ya sabía cómo me sentía, así que no sería juzgada. Podía llegar a esta persona y decirle todo lo que una creyente «no debía vivir».
  • Me permitió reconocer que esas palabras me conectaban a una persona en un sentido más grande, éramos compañeros de trayecto y su caminar previo fortalecía el mío porque tenía su comprensión.

El atrevernos a mostrarnos simples y humanos es un gran logro. No es necesario que decidas aparentar perfección para que tu vida espiritual, profesional, familiar o emocional se vea mejor, sé honesto.

Ser cristiano no significa traer solo tu Biblia pero no tus problemas. Ser cristiano no significa ignorar las cargas y hacer como si nada pasa, asegurando que todo está bien y sin demostrar que pasamos por dolor. Vivir de gloria en gloria no significa sólo experimentar cosas buenas, sino que a través de las malas aún poder creer en Su Gloria.

Jesús no escondió sus emociones ante lo que atravesaba:

  • El también sintió rabia y decepción (Juan 2:13-16)
  • El también pasó el luto de perder a quien amaba (Juan 11:28-37)
  • El también se asustó y tuvo un ataque de ansiedad (Lucas 22:39-46)
  • El también fue traicionado (Lucas 22:47-48)
    EL TAMBIÉN

Aprende a encarar tu dolor y su proceso.
Aprende a caminar en, y luego fuera de tu tristeza.
Tu transparencia ante otros puede convertirse en un salvavidas, puede que tu YO TAMBIÉN sea la manera más fuerte de demostrar el amor de Jesús.

Cuencana. Escritora en Reflexiones de Bolsillo. Directora de Comunicación Corporativa. Enfocada en trabajo con jóvenes y adolescentes.

Site Footer