Inició la semana entre emoción, dudas, ansiedad, desesperanza y tristeza.
Imagínate, ver desde lejos como tu amigo, maestro y única esperanza muere como cualquier ladrón de la época. Nuestro corazón estuvo aturdido, nuestro dolor era tal que solo atinamos a ver desde lejos todo lo que pasaba, no pudimos reaccionar y solos después nos retiramos para seguir llorando en casa.
Ya son más de 24 horas, parecería que la esperanza ha muerto, el Hijo de Dios está en una tumba de mortales, no dejó muchas instrucciones y todos estamos conmocionados.
Este sábado es un día gris, en el que nada ha pasado, un día de cuestionamiento, duda y espera. Es este sábado en el que empiezo a cuestionarme si Dios se ha olvidado de nosotros, si dejó el timón, si ya no tiene un plan de acción y decidió retirarse. Al igual que Jesús ayer me pregunto «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Esto me recuerda que la vida es incierta, y quiero pensar que Dios no lo es. Quizá este sábado es un día en el que Dios puede multiplicar nuestra fe, suplir nuestra necesidad de tenerle y nos extiende su amor para seguirle nuevamente. Recuerdo que el Maestro nos dijo que esperemos, que él resucitaría. ¿Será que en cuestión de horas pasaremos de la incertidumbre a la esperanza plena y a tener la fuerza para salir sin miedo y seguir transformando el mundo?
Felicidades, hoy estás por finalizar una semana de pascua distinta, en los zapatos de los discípulos, que estamos preocupados y a la vez esperando, orando y buscando que nuestro Dios de promesas se manifieste. ¿Cómo pasarás tu a la historia? A partir de hoy ¿cómo recordarás tu fe en Dios?
Aún no conocemos el final de la historia, cuando Jesús dijo que volverá de la muerte ¿era literal o metafórico? ¿Será la cruz una prueba de que aunque la circunstancia es dura, él aún la maneja para su propósito?
¿Saldremos de este sábado y cantaremos en un domingo de resurrección? Si es así, espero que todos estemos listos para ese día.
Puede que hoy te sientas como aquellos discípulos y amigos de Jesús, viendo de lejos como todo se va desmoronando, asustado, incrédulo, dolido, sin saber que esperar, pero esperando. Quizá el sábado es el proceso para ver la luz del domingo de resurrección, resucitar el amor por otros, la empatía, la humanidad, la fe, la disciplina. Bienvenido a este sábado sin Jesús.