Te debió pasar que de pequeño te preguntaban: ¿Qué quieres ser de grande?, e inmediatamente viajabas en el tiempo a tus 25 o 30 años con la profesión soñada (en mi caso era ser actriz).
Muchas veces esa pregunta también la hacemos en la fe, como si no fueras nada en ese instante con Dios, como sí para ser algo espiritualmente, deberías ocupar un cargo en la iglesia, o trabajar solo en un ministerio por que sino no «eres» nada aún.
Así que hoy me permito recordarte:
- No tienes que hacer para ser. Los niños no tienen que ser profesionales para ser tomados en serio, y tu no tienes que ser pastor, líder, coordinador o ministro de algo para ser tomado en serio con Dios.
- No te saltes pasos solo para demostrar algo. Como dije antes, imaginamos ya nuestro fin soñado sin pensar en el camino y esfuerzo de alcanzarlo. Vive cada etapa, por que a la final con Dios ya eres alguien valioso.
- Los planes cambian. Yo planifiqué ser veterinaria, pero tenía 9 años. Luego planifiqué ser actriz, pero a lo largo de mi vida y las circunstancias, tomé decisiones y Dios me fue guiando a aquel lugar en donde iba a estar. No te encierres en algo y no te decepciones si no pasa.
- La vida de servicio no solo es la iglesia. A veces pensamos que estamos con Dios solo si estamos sirviendo, ministrando o haciendo algo en el templo. Pues tu vida ministerial es tu vida entera. Ya eres alguien maravilloso en Dios aún si decidiste servirle desde una oficina.
- Eres alguien incluso si no haces lo que los demás esperan. Créeme Dios te dio la capacidad de elegir por algo, y el quiere estar contigo en lo que sea a lo que decidas dedicar tu vida, aprende a pensar en lo que esperas de ti.
Tal vez el tema es muy profundo para una pequeña reflexión de bolsillo, pero lo que quiero que entiendas hoy es:
Deja de tratarte a ti mismo y a otros como si no fueran nada importante solo por que aún no alcanzan una meta imaginaria que otro puso (carrera, familia, ministerio, liderazgo, etc.)
Tú ya eres algo grande.