Esperas el lunes para hacer el trabajo pendiente porque hay días establecidos para preocuparse por la oficina, y por eso es que esperas al viernes para relajarte y hacer algo divertido y pensar en ti y tu familia.
Estas esperando a conocer a alguien especial para empezar el resto de tu vida, experimentar el romance y la ilusión de sentirte amada/o.
Puede que ya hayas atravesado ese camino y ahora esperes a que el/ella siga con su vida para tu seguir con la tuya, por que decidir caminar fuera de lo que fue antes que otros te harían ver mal.
Esperas a que Dios haga algo sobrenatural y maravilloso, a que los puntos se alineen para empezar a servir con fuerza y empezar ese ministerio del cual te habló.
Y este 2020 esperas ese 31 de diciembre para que el conteo vuelva a 0 para poder sentir que tienes el control y tu vida vuelve a estar bien.
Vivimos repitiéndonos que “lo mejor está por venir” y como creyentes sabemos de las glorias de Dios, pero sentarte a esperar para que todo sea perfecto hará que te pierdas lo mejor que ya está pasando en otros aspectos.
Me dirás: “el tiempo de Dios es perfecto” pero eso no quiere decir a que si no haces nada todo ya se alineará, el tiempo de Dios incluyen los días en que sientes que no todo es perfecto.
No esperes a esos días correctos para empezar o terminar algo, para buscar lo que necesitas o huir de lo que te hiere. Deja de pensar que aún no llega el día en el que puedes marcar un cambio en todo lo que sucede a tu alrededor. Hoy es el día