Por muchos años la gente se ha preguntado si aún estoy de acuerdo o no con mi libro “Le Dije Adiós a las Citas Amorosas”. Adicionalmente a esta pregunta, algunos lectores me han contado que este libro les lastimó.
Hace dos años comencé un proceso de re-evaluar este libro. Esto incluyó el invitar a gente que comparta sus historias en mi página web, llamadas personales con lectores, un profundo estudio de los problemas asociados a mi libro, supervisado por uno de mis profesores de postgrado, y finalmente, la filmación de un documental que captura las conversaciones con personas que me ayudaron a redefinir mi manera de pensar.
Para mí, ha sido importante en este proceso de re-evaluación, el conectarme con otras personas y otras voces. Ha sido extenso porque no he querido ser superficial en mis respuestas, y lo he hecho de forma pública porque pienso que mi re-evaluación debería ser consecuente con el alcance público de mi libro.
Aun cuando me mantengo en el propósito de mi libro de amar a otros con sinceridad, mi manera de pensar ha cambiado significativamente durante los últimos veinte años. Ya no estoy de acuerdo con su idea central de que las citas deberían evitarse. Hoy pienso que las citas pueden ser una parte saludable de una persona desarrollando sus relaciones y aprendiendo las cualidades que más importan en un compañero. Recomiendo libros como “Límites en las citas” del Dr. Henry Cloud y “Citas de Amor Verdadero” de Debra Fileta, los cuales animan a tener citas saludables.
Hay otras falencias también: en un esfuerzo por establecer un estándar alto, el libro enfatiza prácticas (no tener citas, no darse un beso antes del matrimonio) y conceptos (regalar tu corazón) que no están en la Biblia. Al tratar de alertar a la gente de las trampas potenciales de tener citas, inculqué miedo a algunos: miedo de cometer errores o de que nos rompan el corazón. También, el libro dio a algunos la impresión de que siguiendo cierta metodología de relaciones, se produciría un final feliz: un gran matrimonio, una gran vida sexual – aun cuando esto no nos prometen las Escrituras.
Para aquellos que leyeron mi libro y fueron confundidos o influenciados negativamente por éste, sinceramente lo siento. Nunca fue mi intención herirles. Sé que esta disculpa no cambia nada y que está viniendo demasiado tarde, pero quiero que sepan que me arrepiento de toda forma en que mis ideas les hayan restringido, herido o dado un punto de vista no bíblico de ustedes, su sexualidad, sus relaciones o de Dios.
Y para aquellos que se beneficiaron de mi libro, estoy tan agradecido de que algo que escribí les ayudó. El hecho de que un hombre imperfecto pueda escribir un libro imperfecto y que de cierta forma eso pueda ayudar a algunos es asombroso para mí. Pero tomando como analogía la industria automotriz, si un auto sirve a algunos pero una falla en su diseño causa daño a otros, las buenas intenciones del fabricante e incluso la aprobación de otros clientes, no justifican el problema. No puedo recuperar todas las copias que han sido publicadas de mi libro. Sin embargo, mi autocrítica pública en forma escrita y documental, y las varias entrevistas al aire que he hecho en los últimos dos años, son mi intento tanto de disculparme como de difundir el mensaje de los problemas que veo en el libro.
A la luz de las fallas que ahora veo en “Le Dije Adiós a las Citas Amorosas”, pienso que lo mejor es descontinuar su publicación, así como también otros recursos complementarios relacionados a éste (esto incluye los dos libros que escribí después y cuyo contenido es similar). Mi editorial, cuyo apoyo en este proceso ha sido profundamente significativo para mí, me apoya en esta decisión y no reimprimirá los libros luego de que las copias actuales de su inventario se hayan vendido.
Sea que estén de acuerdo en esto o no, espero que lo mediten por ustedes mismos y sean compasivos con aquellos cuya experiencia fue diferente a la suya.
Gracias por leerme. Les deseo todo lo mejor en este camino.
–Josh
Tomado íntegramente del sitio de Joshua Harris: https://joshharris.com/statement/
Traducido por: Ramiro Cevallos