Muchos buscan independizarse, quieren tomar las riendas de su vida, lo cual es bueno y necesario en el momento preciso. Y como frecuentemente sucede, perseguimos algo sin saber bien qué es.
Para el adolescente, independencia significa libertad, no tener a los padres sobre él, liberarse de la presión de cumplir las normas, manejar sus horarios.
Para el veinteañero es irse a vivir afuera de la casa de sus padres, tener un espacio, un presupuesto, caminar hacia ser adulto. Para algunos es sinónimo de fiestas, viajes, salidas imparables, amigos, diversión.
Para el adulto, que también busca independencia, es librarse de su jefe que lo extorsiona, librarse de las deudas que contrajo, de padres sobreprotectores que no entienden que ya no está en casa, que tiene propias reglas y sea o no que haya decidido formar una familia, se empodera de su presente y futuro, o intenta hacerlo.
Todo eso es independencia de alguna manera, pero realmente no deberíamos independizarnos primero de lo que nos agobia de afuera, sino de lo de adentro. Hay muchos pensamientos que nos atan, maneras de tratar y de reaccionar que lastiman y nos lastiman.
La verdadera independencia es ser libre de lo que te ata por dentro
Jesús dijo algo claro, corto y preciso:
Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
Y enseguida le respondieron haciendo mención al linaje, a la genealogía, como si el apellido y de donde vienes te libertara
—Nosotros somos descendientes de Abraham —le respondieron—, nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Qué quieres decir con “los hará libres”?J
Jesús les contestó:
—Les digo la verdad, todo el que comete pecado es esclavo del pecado. Un esclavo no es un miembro permanente de la familia, pero un hijo sí forma parte de la familia para siempre.Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres
La pregunta de hoy es ¿de qué eres esclavo? Más allá de tus padres, la sociedad, el sistema, tu jefe, piensa realmente qué es lo que te ata, porque podrías ser libre si dejas que Jesús te libere.
Si te preguntas ¿cómo? o ¿qué debería hacer? puedes comentar esta publicación. Los lectores y yo estaremos gustosos de compartir contigo principios y consejos.
Los versos bíblicos compartidos están en Juan 8, versión NTV.