Una de las mujeres que más admiro es María. Muchos destacan su obediencia y ser el canal por el que Jesús llegó al mundo, me sumo a eso, pero me confronta saber que la mamá del hijo de Dios vivió la vergüenza, las miradas de acusación y los chismes por un embarazo no planificado.
La realidad del embarazo fuera del matrimonio en el tiempo de Jesús era escalofriante.
… si no se demuestra la virginidad de la joven, la llevarán a la puerta de la casa de su padre, y allí los hombres de la ciudad la apedrearán hasta matarla.
Deuteronomio 22:20-21
Nos resulta espantosa esa clase de castigo para una adolescente que perdió su virginidad o quedó embarazada antes de tiempo, pero seamos honestos, no está muy lejos de lo que sucede ahora. Ya no utilizamos piedras físicas, sino acabamos a otros con las palabras. No vamos a la casa del padre de la chica, nos conectamos a las redes sociales y difundimos la información que no hemos verificado.
María fue una adolescente que vivió un embarazo que no había planificado.
José, el prometido de María, sabía que la gente mataría a María si se enteraban que el niño que esperaba no era de él, y por eso hace algo muy noble: decide huir y que todos piensen que él es el padre del niño y luego la abandonó. Así salvaría a María del castigo, pero no fue necesario. Dios habló claramente a José y le dijo que el milagro era real, el niño que venía era el Salvador del mundo.
Es duro para mi escribir esto, porque mientras lo hago, pienso en las miles de adolescentes que tomaron malas decisiones en sus vidas y fruto de eso están criando un bebé. Pero es a la vez alentador mirar a María, no solo como la madre de Dios, como acostumbramos a decir, sino como aquella mujer que supo lo que es la dificultad, la vergüenza, que estuvo a punto de vivir el abandono, situaciones que probablemente has vivido.
María vivió un embarazo que no deseaba, pero obedeció a Dios, creyó en lo que le dijo y esa obediencia fue bendición. Si lo que estás viviendo es producto de una decisión correcta o incorrecta, es buen momento de pedirle a Dios que él sea de aquí en adelante el que guíe tu vida.
María respondió:
—Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí.
Lucas 1:38