Sufrí un traumatismo en mi pierna derecha en el 2011, el cual generó artrosis, varias fracturas y daños en la biomecánica de mis articulaciones. En medio de esta circunstancia, en las múltiples cirugías, es que he aprendido a confiar en Dios. Él ha probado mi fuerza, mi paciencia y especialmente mi carácter a través de cada cirugía y recuperación. Ha sido en los puntos de mayor necesidad, cuando mi cuerpo y mi espíritu ya no han podido más, y mi ser ya no era capaz ni de pedir alivio que Dios se manifestaba como El Gran Yo Soy, como aquel que cuida de sus ovejas.
Estoy convencida de que la única manera de alcanzar el gozo en medio del dolor es Cristo. Desde la primera vez que me encontré en un quirófano, y aun en los momentos en los cuales mi corazón dubitaba sobre lo que vendría, Filipenses 4:13, eran las únicas palabras que podía pronunciar.
Puedo enfrentar cualquier situación porque Cristo me da el poder para hacerlo.
Filipenses 4:13 (Versión PDT)
Dios tiene distintas y extrañas formas de trabajar en la vida de sus hijos
En mi vida se ha presentado de distintas maneras y con increíbles muestras de amor. Cuando menos lo he esperado siempre ha estado presente, dejando a los médicos atónitos por los resultados que se han obtenido o dándome pronósticos milagrosos.
Filipenses 4:13 ha sido el versículo más repetido en mi vida, en cada examen o tratamiento médico, en cada cirugía o terapia física, verdaderamente Cristo ha sido mi fortaleza y me ha permitido superar cada prueba y reto que ha sido puesto en mi vida. Él es para mí un Dios fiel, que cumple sus promesas, y en cuyo nombre está la victoria.
