Un día estás con tus amigos en la calle y unos días después estás madrugando para llegar al trabajo a tiempo. Un día estás pensando si te quiere o no te quiere, y unos días después estás preparando el refrigerio para tu hijo (o para tu guagua como diríamos en la Sierra ecuatoriana, en la costa dicen “el bebe”) Señoras y señores, la vida es corta.
Cuando era niño, le decía a mi mamá: ya quisiera tener 12 años. Luego mi meta fueron los 15. Luego los 18, luego los 20, y después me di cuenta que el tiempo empezó a correr. Estoy a menos de dos meses de los 30 años y recuerdo claramente una conversación junto a mi mamá en un autobús; ella me dijo que la vida pasa muy rápido.
La vida es más corta de lo que pensamos.
Siempre pensamos que tenemos 50, 60 años más por vivir, a menos que tengas 60 o 70 años, entonces ahí te quedan menos años, de acuerdo a la esperanza de vida de tu país. Siempre pensamos que tenemos asegurada la vida para la próxima semana, para el próximo mes. Somos tan osados que hacemos planes para varios años, preocupados por nuestra jubilación y la educación universitaria de nuestros hijos que aún ni siquiera aprenden a caminar.
Sonríe, la vida es corta. Hay muy poco tiempo para estar enojado. Hay muy poco tiempo para gastarlo en peleas y discusiones.
No hay necesidad de vivir tan afanado, tan presionado. Saber que la vida es corta es motivo suficiente para alegrarnos más, celebrar más, abrazar más, querer más.
Enséñanos a entender la brevedad de la vida,
para que crezcamos en sabiduría.Salmo 90:12 (Versión NTV)