Rodeados de tantas personas, incluso las amistades online, muchas veces nos sentimos solos. Nadie responde los mensajes, o no se dan cuenta de nuestras llamadas de auxilio, pero hoy quiero recordarte que no estás solo.
Miramos alrededor y pensamos que nadie nos entiende, y es la verdad, mientras no les expliquemos lo que nos sucede, no podrán entender, comprender o escuchar lo que está pasando.
En otras ocasiones es el temor al que dirán. Abres tu corazón con alguien y en lugar de escucharte, te juzga, te ofende, se burla. Con experiencias así, quedamos curados y no queremos hablar con nadie más. Nos encerramos aún más.
La soledad más dolorosa es aquella que vivimos aún con gente alrededor
Te conectas a Facebook, y entre likes, memes, fotos, quejas y videos, se te va el tiempo. Tus mil amigos virtuales no pueden darte un abrazo, o piensan que con un par de clics te harán sentir mejor. Aún más nos hundimos en la inmensidad del mundo del internet y sus supuestas amistades.
Pero, sea cual sea tu situación, no estás solo. Siempre hay alguien dispuesto a ayudarte, y no me refiero únicamente a Dios, que es el primero que está, sino a aquel amigo o familiar que dejaste de lado, que contestaría tu llamada o iría por ti.
¡No me pidas que te deje y me aparte de ti!
A dondequiera que tú vayas, iré yo;
dondequiera que tú vivas, viviré.
Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.Rut 1:16
Si necesitas un apoyo, piensa en aquella persona con quien puedes ir y hablar, o llamarle y empezar a salir, poco a poco del momento que estás pasando.
Y si no estás en un mal momento, piensa para quién puedes ser un apoyo, alguien que quizá está en momentos difíciles y necesita tu compañía.