Es común ocultar nuestro miedo con una capa de espiritualidad. Nos pasa a los creyentes con las decisiones que debemos tomar en la vida, decimos que no sabemos si la voluntad de Dios cuando realmente es cobardía a tomar decisiones propias.
Estoy plenamente convencido de que la voluntad de Dios se la vive, se camina en ella. Jesús en el Padre Nuestro dijo «Hágase tu voluntad» no «muéstranos o cuéntanos tu voluntad», por ende, entiendo que a medida que damos pasos en la vida, la voluntad de Dios se va revelando para nosotros.
Pienso en quienes quieren estudiar y preguntan a Dios si es su voluntad que empiecen una carrera. Te ahorro una oración: ¡Dios sí quiere que estudies! Es más que obvio que Dios está de acuerdo con algo que te ayudará a crecer y te brindará herramientas para bendecir a otros. En lugar de enredarte preguntando «en qué universidad», anda y aplica a todas las que tengan tu carrera. ¿Cómo sabrás cual es la mejor? Aquella donde se abran puertas y se den las posibilidades para que estudies.
Otros llevan años en relaciones sentimentales y no saben si es la voluntad de Dios que se casen o no. Pana, esa es una decisión que debes tomar tú porque ¡quien se va a casar eres tú, no Dios!
El tema no es si es la voluntad o no, sino evaluar el tiempo en el que estás, los recursos que tienes, tus responsabilidades actuales. Este año me propuse estudiar una maestría en febrero, pero revisando mis recursos, mi tiempo y responsabilidades decidí postergarlo porque no es viable. No es falta de fe o de iniciativa, es ser sabio con lo que tengo y con quien soy. Ahora, la decisión de estudiar o postergar no la toma Dios, la tomo yo con el cerebro que él me dio.
Todo lo que es bueno, sea estudiar, trabajar, amar a alguien, descansar, donar, ayudar… todo eso ya está respondido, sí está en la voluntad de Dios. Está en ti decidir.
Algunos están en casa sin hacer nada, o haciendo poco y se preguntan si la voluntad de Dios es que trabajen. Para evitarme párrafos extensos te responderé brevemente:
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La voluntad de Dios es que estudies, que trabajes, que madures, que renuncies a lo que no te hace bien, que sirvas a otros, que aportes económicamente a ministerios, personas y organizaciones que cumplen una misión. También es la voluntad de Dios que aprendas a callarte, que pidas perdón, que ahorres, que des pasos para crecer, que estés en una relación sentimental, que emprendas, que descanses, y también es su voluntad que dejes de hacer preguntas para las que ya tienes respuesta.