Con el corazón en casa

Es complicado estar en un lugar pero con el corazón en casa.

Durante este año tuve la oportunidad de encontrarme con venezolanos en 3 países. Han tenido que salir de su país para buscar oportunidades. De hecho, el otro día entré a un local acá en Buenos Aires y fue muy interesante escuchar salsa, era evidente que el local no lo atendía un argentino. Al preguntar lo confirmé: un venezolano trabajando hasta muy tarde, poniendo alegría a la noche.

Es costumbre del latinoamericano mirar mal a sus hermanos de otros países. No vinieron para robarnos el trabajo ni quitarnos oportunidades, necesitan una mano amiga, pan, ropa, un abrazo.

Viven en otro lugar pero su corazón se quedó allá, con los que los despidieron.

No miremos a la migración como un problema, sino como una oportunidad de mostrar el amor de Dios a quien lo necesita. Seamos las manos y los pies de Jesús, seamos sus hombros y su voz para el que nos necesita, sin intención de predicarle o evangelizarle como prioridad, sino de mostrarle amor, eso habla más.

Del amor no deberíamos hablar, deberíamos vivirlo. La gente no debería preguntarse cúanto amamos, deberían sentirlo y evidenciarlo. Miles de extranjeros están en otros lugares extrañando a su familia, y así como necesitan alimento, ropa y un ingreso económico, también necesitan personas a su lado que se conviertan en su familia, que les brinden apoyo mientras llega el día de estar con los suyos nuevamente.

Así que tú también tienes que demostrar amor a los extranjeros porque tú mismo una vez fuiste extranjero…

Deuteronomio 10:19

Un equipo de JUCUM y otros ministerios está recibiendo a los extranjeros que están de paso en uno de los terminales de buses en Quito. Si  quieres donar ropa, alimento, dinero para seguir brindando alimento a quienes están de tránsito por Ecuador, comunícate a este número por Whatsapp 093 98 794 7676 y muestra el amor de Dios a otros.

 

 

Comunicador, enfocado en trabajo con juventud y adolescencia. Empecé a escribir mi blog de vida cristiana en el 2012. Compartí reflexiones semanales durante 5 años, hasta que en el 2018 decidí dar un paso más y decidí crear Reflexiones de bolsillo, un sitio web donde escribo junto a grandes amigos sobre adolescencia, juventud, fe, Dios y vida cristiana.

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