Cuando el silencio mata

Sari Lucio Paredes

Más de una vez en mi vida me he encontrado en medio de silencios que matan, escenarios que no reciben respuesta, momentos en los que buscamos salidas y no hallamos ni siquiera una ventana.

Cuando no lo hemos vivido es difícil comprenderlo, mucho peor hablar de eso, aunque algo me dice que de una u otra forma todos hemos estado allí. ¿Les ha pasado que viven un mal día, una crisis (amor, salud, amistad, trabajo… lo que sea), un conflicto, o simplemente un momento en su vida en la que están esperando respuesta de algo, de alguien, de Dios? ¿Qué tan desesperante o dolorosa resulta la espera? ¿Cómo reaccionas o vives esos momentos?

Han habido momentos en estos últimos años en los que la urgencia por una respuesta de parte de Dios, por saber qué hacer, qué camino tomar ha sido tan necesaria; y me gustaría decir que siempre recibo una luz clara de lo que busco resolver, pero la verdad es que Dios es para mí aun un misterio en muchos momentos. Me he encontrado en desiertos en los cuales realmente no quiero confiar en mi intelecto o en mi instinto, no quiero equivocarme y espero saber su opinión y no he recibido respuesta.

Resulta verdaderamente duro cuando Dios nos permite completa y absolutamente tomar decisiones, seguir caminos o equivocarnos, pensamos que es una locura, una tortura.

Hace unos años aprendí que Dios como todo padre/madre tiene que alejarse del escenario y dejar que vivas, que te equivoques, que aciertes, que confíes, que recuerdes todo lo que has aprendido. Aprendí que con el tiempo en los silencios cuando hay paciencia y te mueves buscando aciertos Él está esperando ver todo lo que has aprendido, el potencial que has desarrollado, lo fuerte que te has convertido, lo mucho que has crecido.

Los silencios aunque brutales también comprenden una respuesta, con Dios no siempre es clara hasta que el desierto ha pasado, con los demás seres humanos los silencios pueden interpretarse de muchas formas, y sin embargo en ambos escenarios hay que ser lo suficientemente valientes para enfrentar la vida con todo lo que tenemos, para escuchar profundo en medio del silencio y confiar, creer y decidir.

Movernos, seguir adelante, tomar decisiones no siempre es fácil. Cuando Dios parece no manifestar su consejo en las decisiones más difíciles, su ausencia no significa desinterés, significa que estamos listos para lo que viene, que Él ya nos preparó para lo que venía. Significa que es nuestro turno de crecer.

Si hoy estas en medio de esos silencios que matan, no tengas miedo, Dios ya te preparó para lo que venía, dentro de ti hay la fuerza necesaria para tomar la vida con todo lo que venga y dar pasos en firme.

Abogada, escritora, artista y pastelera. Dios me ha permitido ser una mujer versátil y utilizar cada uno de mis talentos a medida que me enseña a crecer. La escritura me encanta, me fascina transmitir mis ideas y aprendizajes a través de las letras, porque muchas veces la mejor manera de llegar al alma es con la tinta.

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