Dios ha tenido varios nombres a lo largo de mi relación con él: papá, sanador, guerrero, libertador, protector. Pero hace poco descubrí una nueva cualidad y creo que es la que más me gusta: multiplicador.
Al igual que muchos de los que leen este texto, conozco bien las historias de las multiplicaciones de panes y peces (Mateo 14:13-2/ Mateo 15:32-39). Me las han explicado y las he leído muchas veces, pero hoy entendí algo nuevo.
Supongo que lo maravilloso de esos momentos fue ver de primera fila como unos cuantos peces y panes alimentaban miles de personas, pero cuándo te pones a pensar en cómo se sintió la gente ese día entiendes que, Jesús no solo multiplicó comida, al brindarles lo que necesitaban para cubrir su necesidad física, también multiplicó lo que necesitaban en su necesidad espiritual.
Multiplicó la fe de la gente, la paciencia de recibir algo, el amor de sus discípulos por servir a otros, la confianza de que él podía.
Hoy a través de estos meses en emergencia veo a Dios fortalecer su cualidad de multiplicar. No, aún no me ha dado lo que “necesito” o lo que le he pedido, pero puedo verlo multiplicar cosas para mí.
- Multiplicó el amor de mi familia para ayudarme a superar momentos de dolor.
- Multiplicó amigos que han estado al pie del cañón conmigo, secando lágrimas y levantándome.
- Multiplicó las horas de mantenerme ocupada y creativa, siendo mejor para él.
- Multiplicó el entender que él jamás se va.
- Multiplicó las promesas.
- Multiplicó los días para aprender a ser paciente.
En Mateo 16:9-10 el Maestro dice a sus discípulos: “¿Todavía no entienden ni recuerdan los cinco panes para los cinco mil, y cuántas cestas recogieron? ¿Ni los siete panes para los cuatro mil, y cuántas canastas recogieron?”
Eso me reta no ser olvidadiza con la bondad de mi Dios y me recuerda que tengo un Dios paciente que seguirá multiplicando, cubriendo toda mi necesidad espiritual para que luego, no se cuándo, pueda verlo cubrir cualquier otra necesidad.
Hoy puede que no veas lo que se supone que Dios debía darte.
Pero créeme que Dios está multiplicando para ti.