Cuando los planes cambian

Me gusta saber todas las opciones, entender las perspectivas y tener los pasos contados para llegar segura.
Me gusta entender el plan.

En estos últimos meses todo lo que había pensado, planeado y esperado se ha caído, y me he visto envuelta en miles de preguntas ¿Por qué? ¿Qué pasó? Iba tan bien…. ¿Por qué yo?.

Para mí lo más doloroso es intentar comprender la validez del plan B, y coincidirás conmigo que la mayoría de planes B de Dios son difíciles de entender, muchos de nosotros logramos hacerlo solo cuando vemos el resultado.

Aquí hay cosas que he identificado y me gustaría que recuerdes mientras atraviesas estos días de plan B:

  • Puede que Dios haya dado lugar a su plan B para salvarte de tu plan A. Y es que tal vez por donde ibas, no te llevaba a donde debías estar.
  • La verdad es que solo durante el plan B es cuando la Biblia se convierte en palabra viva y eficaz en tu vida, tal vez nos volvemos más enseñables o dispuestos a entender. Es ahí cuando las letras llegan más directamente y entendemos a muchos de los personajes que atravesaron el Plan B de su vida.
  • El plan B duele, no hay otra manera de decirlo. Enfrentarte a los cambios de planes será incómodo pero a la final siempre tendrán un motivo.
  • No, Dios no planea que te pasen cosas malas, pero si suceden, él tiene el poder de usar esas cosas malas para su gloria y amor. Y aunque tu plan B pudo haber llegado por tus malas decisiones, Dios aún puede mejorarlo.
  • Las crisis son los únicos momentos en los que paramos y examinamos todo, tal vez el plan B sea el tiempo que necesitas para saber que sucede a tu alrededor, recalcular y decidir a donde deseas llegar.
  • Cuándo decides confiar en el plan B de Dios para tu vida, entiendes que sus momentos oportunos no siempre coinciden con tus momentos oportunos. Así que lo importante no es preguntarte “¿Crees que Dios lo puede hacer?” Sino “¿Esperarás lo necesario para verle hacer lo que sabes que puede hacer?” (Lee la experiencia de Marta en Juan 11)

Piensa en las veces que te enfrentaste a cosas inesperadas, recuerda como saliste de ellas, recuerda como te hicieron crecer. Por lo general cuando atravesamos pruebas solemos olvidarnos de las victorias pasadas.

Respira, cuando Dios tiene el timón todo plan llega a tierra firme.
Sé que puedes tener muchas preguntas, miedo, ansiedad e impaciencia, yo he estado ahí. Cuándo comprendes que tu vida no está destinada al sufrimiento es mucho más fácil confiar en tu Señor, y si aún te sientes cargado llora y desaste de todo ese dolor a los pies de tu Padre.

Cuencana. Escritora en Reflexiones de Bolsillo. Directora de Comunicación Corporativa. Enfocada en trabajo con jóvenes y adolescentes.

El futuro

Está bien sentir

Lo que se espera de papá y mamá

Site Footer