Emergencias

Nunca pensamos profundamente en las emergencias en las que podamos estar, sabemos que en algún momento sucederán, pero esperamos que lleguen cuando estemos listos y atravesarlas fácil y rápido.

En el idioma cristiano, la emergencia es la tribulación, esos momentos en los que te sientes Rocky Balboa contra las cuerdas, recibiendo golpes sin piedad y no tienes fuerza para defenderte.

He atravesado por varias de estas “emergencias” unas han sido más cortas, pero la última se ha sentido como los 40 años de desierto.
Hay ciertos puntos que puedes tomar en cuenta para pasar por las emergencias.

  1. Kit de emergencia. Es muy importante tener cosas listas para cuando el problema se presente y que nos hagan sentir seguros.
    Puede que en medio del caos sientas que nada puede mejorarlo y que has perdido mucho, pero aférrate a algo y no dejes que el estruendo te confunda.
    Ten la palabra de Dios siempre a la mano, si no puedes leerla ora, si no puedes orar canta, pero no te quedes indefenso ante cada golpe.
    No hay mejor kit que recordar quien se queda de tu lado.
  2. Lista de emergencia. Cuando atravesamos un problema, en nuestra mente saldrán nombres de personas que pensamos nos harían sentir mejor de inmediato. Quedará demás decir que tu primer grito de auxilio debe ser para Dios.
    Esta lista de emergencia no se forma en un minuto, debe incluir gente que amas y te ama, en la que confías, gente a la que vas a querer escuchar y gente que sabes querrá saber que sucede. La lista de emergencia se trabaja en los momentos de calma. Es importante entender que necesitas pedir ayuda, no toda la gente puede identificar tus momentos malos. *En este punto agradezco a aquellos que se convirtieron en mi lista de emergencia, deteniendo sus días para poder acudir al auxilio. Gracias por tanto.
  3. Entiende. Las emergencias pueden intentar evitarse siendo cauteloso, pero en algún momento sucederán. Entiende que no puedes saber cuándo ni como sucederán o cuánto durarán. Entiende que una vez entre los escombros el pensar que “hubiera pasado si” o “como fuera si no” no llevarán a ningún lado. Entiende que no depende de ti siempre.
  4. Cree. Como buena creyente al estar en momentos de dolor me enfoqué en aquellas promesas y versículos maravillosos de la Biblia, los repetí tanto que los sabía de memoria, pero entendí algo: Dios no me preguntaba “¿cuántos versículos sabes?” el quería saber si yo CREÍA que él podía usar el dolor para algo más.

No te enfoques en lo que sabes o esperas que Dios haga, cree, respira y cree, aún con golpes a tu alrededor, con polvo levantándose y con escombros cayendo. CREE.

Finalmente, no se si tu emergencia incluye una pérdida laboral, emocional, sentimental o familiar. No se si tu tribulación ha durado mucho o poco, si has logrado levantarte o sigues recogiendo los pedazos, pero lo que si se es que puedo estar para ti, si necesitas hablar, si necesitas llorar, si necesitas orar, estoy aquí.
La emergencia no te ha dejado solo.

Cuencana. Escritora en Reflexiones de Bolsillo. Directora de Comunicación Corporativa. Enfocada en trabajo con jóvenes y adolescentes.

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