Posiblemente el mensaje de esta frase es lo que muchos buscamos sentir y vivir a medida que crecemos.
Pareciera que cuando somos niños, a pesar de nuestras diferencias y sueños locos, nuestros padres demuestran su amor y orgullo como si no quisieran nada más que exactamente lo que somos, sus niñas y niños adorados. ¿Qué es lo que pasa a medida que crecemos y maduramos? ¿Por qué a una determinada edad nuestros padres empiezan a achicar el molde de las posibilidades de nuestras vidas?
Durante mi adolescencia y a medida que crecía me sentía frustrada y no lograba comprender por qué mi padre desaprobaba mucho de lo que yo era. Aunque me encantaba ser quien yo era, rara, diferente, la que siempre dibujaba fuera de las líneas, sentía como si fuese un artículo con falla de fábrica. Esto era lo que era: una chiquilla ruidosa, llena de ideas, con una personalidad distinta, un estilo que no encajaba, libre y con ganas de comerme el mundo, pero nada de lo que yo era parecía suficiente para papá, siempre había un pero.
Nunca entendí porque un papá que lo único que deseó fue aceptación de parte de su padre, repite el modelo con sus hijos y los enfrasca en su ideal, como si ellos fueran solo trofeos para ser exhibidos.
Crecí con un vacío enorme que no entendía, que incrementó e intento consumirme. El rechazo constante de mi padre produjo una gran tristeza que me apartó de todo y dejó heridas que tardaron años en comenzar a sanar. Mi mente sabía una cosa: sin importar lo que los demás piensen de ti, puedes ser todo lo que eres, pero mi corazón no entendía esa racionalidad, mi corazón solo quería amor.
Ahora sé que tengo un Dios cuyo amor no falla, que me ama y acepta tal como soy.
Tengo la seguridad de que aunque mi padre y mi madre me abandonaren, Él no lo hará (Salmos 27:10). Él es la clase de padre que todos esperamos pero que no siempre experimentamos de nuestro padre humano.
Así que, tú, ya sea que tu trabajo como papá esté comenzando o tus hijos ya sean grandes, nunca es muy pronto o demasiado tarde para aprender a amar a tus hijos como son, a guiarlos de manera que puedan ser las mejores versiones de sí mismos. Recuerda que todo lo bueno o malo que hagas como padre puede tener un resultado grandioso o desastroso en la vida de quienes tanto amas. No lastimes a tus hijos, no marques sus corazones y alimentes un vacío que no les permita crecer y ser grandes mujeres y hombres. Sé la mejor versión de padre que puedas ser, ya tienes un modelo y es perfecto.