A veces, antes de hablar del amor que deberíamos tener para los demás se nos olvida hablar del amor que deberíamos tener con nosotros mismos.
Varias veces me levanté y me vi al espejo, me quedé parada odiando lo que veía, pues en mi mente no valía la pena amarme, porque me enseñaron que para ser amada debía llenar ciertas expectativas.
Hoy quisiera que tengas estos recordatorios para ti. (hubiera querido haberlos descubierto antes)
- No hay nadie como tú. Eso debería ser suficiente para admirarnos y amar cada centímetro de nuestro cuerpo.
Ser única es una de las características que he aprendido a amar, pues nadie comparte mi nariz, mis ojos, mis manos, mi mente o corazón, y por ese sencillo motivo de ser irrepetible, me amo más que nunca.
Compararte con los demás solo te llevará a un desgaste innecesario, no puedes igualarlos, pero mejor aún: ellos no pueden igualarte. - No podrás pedir a otros que te amen si no sabes que es lo que tienes para amar. Si no conoces y defiendes aquello que sabes que amas de ti mismo, tendrás nada para ofrecer. Ten la seguridad de que aquello que te hace “tan tú”, es valioso. Ten la seguridad que el tiempo que has pasado moldéandote y lijando los “bordes toscos” tendrán recompensa. El no conocerte te dejará vulnerable al ataque de aquellos que intentarán hacerte creer que no hay nada para amar.
- Amarte toma tiempo, pero requiere un gran esfuerzo. No esperes que un día te levantes y ames todo lo que ves. La paciencia en el amor propio será tu gran aliado. El conocerte, entenderte y hasta mejorar emocionalmente y físicamente lleva tiempo. Necesitas tiempo contigo mismo para entender quien eres.
- Aprecia a aquellos que han decidido amarte. Cuando pases tiempo contigo entenderás que si tienes cosas difíciles de amar y que valen la pena cambiar, siéntete bendecido por tener gente que a pesar de las muchas imperfecciones sigue ahí decidida a amarte. Se amable y agradecido con la gente que no se ha ido, y no por que te tengan lástima, sino por que esa gente ha decidido ver más allá que simples emociones y reacciones, esa gente entiende tu lucha, y puede que estén pasando por una igual. Decídete a entregar el amor que planeas recibir.
Finalmente, recuerda que fuiste creado con gran detalle y aprecio, que cada parte de ti, incluso tu cabello ha sido diseñado por un gran artista, y los grandes artistas jamás repiten una obra maestra.
Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre.
Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho.
¡De ello estoy bien convencido!Salmos 139:13-14 (Dios habla hoy)