No es lo mismo descansar que no hacer nada. Cuando descansas, hay un reposo, un objetivo, en cambio, la inacción es dejar de hacer algo, y eso no implica siempre descanso.
Es muy común para mi detenerme y que eso no sea sinónimo de descanso. Muchas veces digo «voy a hacer una pausa» pero mi mente sigue trabajando, sigo pensando cómo solucionar tal cosa. Por lo tanto, paso de la acción a la inacción, pero no al descanso.
Dios nos pide descansar en él, y eso es sinónimo de confiar.
A veces viajamos muchos kilómetros para respirar y recargar baterías, pero no nos callamos, seguimos imaginando, proyectando, planificando, especulando, cuestionando. Ese silencio no repara, porque puede ser que la boca esté cerrada, pero no nos callamos delante de Dios con nuestra mente.
Dios quiere ser Dios en nuestro corazón, en nuestro cuerpo y en nuestra mente, eso implica movimientos, emociones, actitudes y pensamientos. ¿Podrías tomarte unos minutos para callar tu mente hoy y escuchar a Dios?