Siempre hay alguien que tiene expectativas sobre nuestro presente y futuro. Esperan que seamos los mejores en lo que hacemos, o que nos vaya mal. Sea bueno o malo, siempre hay alguien que presiona. Vivir con menos presión parece algo complicado en esta vida.
Me encanta la pelicula Cars 3. La historia del Rayo McQueen resulta desafiante cuando vives rodeado de presiones. El Rayo es un corredor de carreras, y después de años de buena racha, se encuentra con una realidad: ya no puede ganar tantas carreras como antes; no es tan rápido, hay auspiciantes esperando sus victorias y su propia presión le lleva a cometer errores y a desesperarse por ser el ganador que cree que debe ser.
Nos parecemos al Rayo McQueen, incluso lo reconozco personalmente porque también vivo con la presión de ser lo que creo que debo ser, hacer lo que otros esperan de mi, alcanzar lo que otros consideran que es el éxito, y ya que esta semana estoy recordando que Dios nos hace libres, también quiere liberarnos para vivir sin esa presión excesiva, con responsabilidades, pero no con el yugo sobre el cuello del supuesto éxito.
Dios también quiere liberarnos de la presión de ser «exitosos»
El árbol de manzanas no se esfuerza por dar fruto, es parte de su naturaleza. No hay nada que pueda hacer para florecer antes, ni para dar más manzanas de las que debe dar. Nadie le presiona, solo existe y hace lo que debe hacer. Si Dios lo creo así, imagínate la libertad con la que podemos vivir al entender que ninguna de nuestras presiones hará que las cosas sucedan antes del momento que debe ser.
Dios quiere liberarte de la presión que tú y otros ejercen sobre ti. Es un buen momento para regresar a mirar al cielo y decirle «Dios, ayúdame a descansar en ti».
